lunes, 25 de marzo de 2013

Blood and Chrome



La última entrega del universo Galáctica sabe a viejos amores. Tiene la ilusión de los novatos, el cansancio de los veteranos, ese aroma de pretensión y sexo que llenaba las salas cuando Lee y Kara planeaban una misión, cuando jóvenes mecánicos y civiles se alistaban con ansias de sangre cylon, cuando el comandante Adama paseaba sus arrugas, cansadas, por los pasillos con forma hexagonal de su amada.

Blood and Chrome es algo nuevo en lo que se refiere a expansiones del universo Galáctica: y es que ni las fallidas Razor o The Plan (que no le sacaron ni la mitad del jugo que habrían podido exprimirle a la historia) ni el spin-off Caprica consiguieron llamarnos como lo hace esta nueva entrega. Y es que todo en ella huele a Galáctica, a la vieja serie que nos conquistó con su sencillez y su madurez hace ya 10 años.

Las lágrimas y los reencuentros nos llenan más ahora, sin embargo. Ya que después de Galáctica... sólo nos queda recrearnos en lo que fue y no nos contaron. Blood and Chrome son minutos que le robamos a la 1ª Guerra Cylon, a la juventud de Adama. Minutos que nos regalan David Eick y Michael Taylor (productor y productor ejecutivo de Galáctica, y co-escritores de algunos capítulos de la serie).



En definitiva, y como ya he dicho, este último pedazo de BSG (Battlestar Galactica, por su nombre en inglés) supone una gran alegría para los fans. Y aunque una parte de nosotros querría que hubiera más, que no se hubiera quedado solo en un piloto más, he de admitir que en la línea en la que empezaron no sé si habrían podido encontrar un argumento que diera para otra serie sin desgastarse. Así que voy a optar por agradecer los casi 90 min de metraje que nos regalaron y seguir imaginándome el resto del universo en mi cabeza.

domingo, 24 de marzo de 2013

The L Word: cuando la novedad se convirtió en rutina

Hace años, cuando se estrenó TLW en Estados Unidos, me uní al grupo de espectadores que comenzó a seguir las aventuras de estas chicas de la sociedad media-alta de L.A. semana tras semana. Volviendo a ver el piloto hace unos días, sin embargo, descubrí un cuadro más descolorido de lo que lo recordaba (supongo que con la emoción de la primera vez se pasan por alto muchas más cosas).

La primera temporada es decente: nos presentan al grupo de amigas protagonista, entre las que hay una pareja estable, una ligona que no asienta la cabeza, alguna chica más normal y alocada y alguna que todavía no se atreve a aceptarse como es; y a los nuevos vecinos, que llevarán de alguna forma la trama al principio. Se empiezan a desarrollar y se entrelazan algunas historias y resulta entretenida.

La segunda temporada sigue esa misma línea, aunque con un gran error para mí (de nombre Carmen). Pero es en la 3ª donde la serie pierde a gran parte de su público (porque las que se queden será por sadomasoquismo o aburrimiento extremo), pasando de ser una serie moderna de (buena) televisión a un culebrón barato de los 80. La 4ª remonta, aunque hay algunos flecos (Jenny) que mejor habrían cortado en ese final grandioso que todos esperábamos.

Empecé hoy mismo la 5ª, que había dejado tras ver el piloto por hastío, y si te la tomas como una serie de humor/erótica está bastante bien. Dejando aparte el vestido naranja de Helenna, hubo un par de momentos en los primeros capítulos (el de la moto o el de Charlie) que me hicieron pensar que quizá había llegado el momento en que los creadores habían decidido dejar de intentar ser tan serios y meterle algo de guasa. Y, a estas alturas, funciona; y muy bien, así que espero que sigan así.
 
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